Buey Bistro. Actualización de un clásico de la capital.
Buey Bistro es la nueva “cara” de un restaurante que desde 1982, a base de ofrecer un buen producto, ha formado parte de la lista de restaurantes “carnívoros” de referencia en la capital: El Buey.
Fundado por Octavio San Jose, desde aquellos años y a base de un trabajo serio y constante, ha ido marcando su posición en el panorama gastronómico madrileño.
Bien conocido por los aficionados al buen comer, destacaba por ser uno de los restaurantes que mayor cuidado ponían en la selección de las mejores piezas de carne para ofrecer a sus clientes, o en la cuidada selección de las verduras que ofrecían a la parrilla como entrantes o en algo que hoy nos parece de lo más normal pero que en su época representó una novedad: los platos calientes de barro que servían para que cada comensal pudiera dar a la carne el punto de terminación que mejor se acomodara a sus gustos. Idea ésta – la de los platos calientes- que hoy es de uso corriente, pero no debemos olvidar que el predecesor del restaurante que hoy nos ocupa, fue uno de sus pioneros en la capital.
Pero el tiempo sigue su marcha y en la hostelería – como en cualquier actividad- es necesario actualizarse y acomodarse al ritmo de los tiempos y a los gustos cambiantes de la clientela.
A ello responde el “lavado de cara” y de contenido gastronómico que la dirección del establecimiento – actualmente dirigido por Vanessa San Jose- ha acometido al objeto de ofrecer una imagen y oferta más actual y abierta a un más amplio abanico de gustos.
De una parte, el primer cambio que llama la atención se centra en el cambio de nombre – que sustituye el ya clásico y por ende muy conocido de El Buey por otro, que deja pistas acerca de sus intenciones: El Buey Bistro, en el cual mantiene la cita al nombre primigenio y le añade la tendencia hacia la que se dirige el remodelado establecimiento.
El segundo cambio que llama la atención es la nueva decoración. Todo cambio que se precie necesita que el aspecto, aquella imagen que el comensal percibe por la vista cuando entra al establecimiento, refleje y ayude a transmitir los nuevos aires que el establecimiento ofrece al público.
Ese nuevo aire, donde se aprecia la mano de Alexandra Galvis, socia de Vanessa y autora de la decoración de La Bistroteca, introduce – además del cambio de color de la fachada exterior, un cambio interior donde presiden tonos cálidos, donde predominan los colores grises, algunas notas de colores dorados y una iluminación que proyecta una luz amarillenta, más moderna y que sigue una tendencia más actual – aunque a mi, particularmente, no me agrada en exceso-. El resultado resulta acogedor y agradable.
El tercer cambio que se ha introducido versa sobre su oferta gastronómica. Mantiene en su carta – aunque con algunas novedades- la oferta que les dio fama y una clientela fiel a lo largo de la historia. Aquí se ofrecía – y se sigue ofreciendo- una excelente calidad de las carnes, presentadas a la brasa junto con unas excelentes verduras.
Hoy, la oferta que se presenta a los comensales está distribuida entre Entrantes, Huerta, Carnes, Pescados, Hamburguesas y Postres. En los diferentes epígrafes en los que se estructura la carta, se puede apreciar la influencia de la exitosa oferta gastronómica de su hermano menor – por edad, que no por calidad-, La Bistroteca. Un establecimiento que en apenas tres años desde su apertura – febrero del 2016-, se ha consolidado como uno de los establecimientos donde se pueden disfrutar de las mejores hamburguesas en la capital, y que figura en la lista de los restaurantes “de confianza” del que escribe.
Con ello se busca complementar y/o ampliar la oferta del establecimiento, haciendo que salga de la senda de una oferta clásica, por mucha calidad que tenga y se introduzca en otro camino que le permite acceder a un publico más amplio que busca una oferta culinaria más variada y más actual.
Entre sus propuestas, solo dicho a titulo de ejemplo, nos parece digno de resaltar su Guacamole “marino”, si ya en La Bistroteca ofrecía un guacamole ejecutado de una manera ortodoxa y que gozaba de las bendiciones de su clientela , aquí le dan una vuelta, aquí le incorporan anguila ahumada troceada, que le aporta textura y un punto de sabor a mar muy agradable. Igualmente resaltables, cuando están de temporada, sus Alcachofas confitadas con un toque posterior a la parrilla que acompañan con una excelente salsa romesco o sus Champiñones Portobello que presentan braseados, con yema de huevo y con ralladura de queso Montgomery.
En el capítulo carnívoro, ademas de la inclusión en su carta de algunas de los tipos de hamburguesas ya conocidas de La Bistroteca, hay que hacer mención de su oferta de cortes de carne, basada, principalmente, en dos razas vacunas: la rubia gallega y la simmental, además del buey gallego, claro.
Mucho se habla de los grandes “templos carnívoros” de la capital, pero curiosamente, en ninguna de las listas se alude, actualmente, a la oferta cárnica del Buey Bistro. Craso error, la calidad de sus carnes, sean chuletones, sean entrecot o sean en formato de solomillos, todos ellos elaborados a la parrilla con carbón de encina, – en nuestra opinión- no solo no tienen nada que envidiar sino que en algunos casos superan, con amplia diferencia, a algunos de los más afamados.
En el capitulo de postres, al igual que en el resto de los epígrafes, mantienen las propuestas más clásicas de la casa e introducen algunas recetas ya probadas en La Bistroteca.
En resumen estamos ante la “actualización y renovación” de un clásico de la capital que viene con fuerza dispuesto a aumentar su protagonismo, basando su actividad en el uso de una muy buena materia prima, con una buena mano en la cocina y acompañándolo con un servicio de sala, atento y cordial.
Calle del General Pardiñas, 10 Madrid
Tlf: 91 431 44 92
Precio medio, en torno a 45 – 50 €/pax
Valoracion
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Resumen
Buey Bistro es la actualización del antiguo restaurante El Buey. Una actualización que se materializa en tres pilares: cambio de nombre, cambio de decoración y renovación de su oferta gastronómica que manteniendo la calidad de su cocina y sus propuestas mas afamadas, introduce y amplia su oferta, acercándola a un mayor espectro de clientela. Su oferta carnívora se sitúa entre las mejores de la capital.