Alevante. Segundo restaurante de Angel León que obtiene una estrella Michelin.
Alevante, hablando en términos de reconocimientos gastronómicos, es el segundo de los restaurantes del chef gaditano Angel León, en obtener la reputada estrella concedida por la guía Michelin.
En este caso, a diferencia del buque insignia del chef: Aponiente que ostenta la máxima distinción con tres estrellas, se trata de una estrella, pero viendo su calidad, no seria descabellado que en un futuro pudiera incrementar el numero de estrellas. Igualmente, la no menos prestigiosa guía Repsol le adjudica un sol.
Desde su apertura en el año 2016, se encuentra ubicado en el interior del hotel Meliá Sancti Petri, un lujoso cinco estrellas GL de la costa de Chiclana de la Frontera (Cadiz), a pie de la playa de la Barrosa en la zona de Novo Sancti Petri. Una zona que se caracteriza por su enorme playa, por la proliferación de campos de golf y por la abundante presencia hotelera.
Una vez llegado al hotel, accedes al patio interior -amplio y elegante como no podía ser menos, al tratarse de un hotel de sus características – y a través de una puerta situada en el lateral derecho del mismo, se accede al restaurante.
Una vez dentro, encuentras un espacio amplio pero no en exceso, con decoración un tanto clásica aunque con aires de elegancia; tiene detalles en las paredes – peces que parecen nadar en el mar- que evocan a Aponiente; mesas muy bien vestidas y con amplia separación entre ellas; bodega acristalada a la vista y una mesa central desde donde sirven los platos a las mesas. El espacio atiende a un máximo de 30 personas, solo en turno de cenas.
Ofrece un servicio de sala del mismo estilo que la casa madre y acorde con las características del hotel donde se aloja. Profesional, detallista, muy atento en todo momento al comensal. La sala, donde muchos de sus componentes proceden de Aponiente e incluso algunos de ellos ya eran conocidos de nuestras anteriores visitas a aquella, tiene muy buen nivel.
La oferta gastronómica – como no podía ser menos- sigue la filosofía de cocina de Angel León. Está basada en el mar y en sus inmensas posibilidades.
Presentan platos que han funcionado muy bien en la casa madre y que han obtenido el respaldo de los clientes. Es una especie de recordatorio de los platos más conocidos de temporadas anteriores. Aunque en alguno de ellos, hemos apreciado cambios en su composición respecto al recuerdo que teníamos, cambios que en modo alguno estropean el plato original, solo le aportan otra visión u otros productos perfectamente compatibles con la idea original.
Siguiendo la estela de la casa madre no hay carta, solo se ofrecen menús de degustación, con dos alternativas el Gran menú y el Selección, con 20 o 17 platos -incluyendo postres- y a precios de 125 o 110€/pax con posibilidad de maridaje con vinos de la tierra con incrementos de 50 o 40€/pax, respectivamente. Menús siempre a mesa completa, es decir, no cabe que un comensal quiera uno y el resto quiera otro. Hasta ahí, lógico.
Ahora bien, y ya entramos en un aspecto negativo al que no es ajena la oferta de la casa madre. Si algún cliente tiene intolerancias a alguno de los productos que forman parte de los menús – por ejemplo, las ostras- la alternativa, si optas por el menú largo es repetir algún plato, si por contra, optas por el menú corto, entonces sí se puede sustituir por otro plato del mismo grupo y que forme parte del menú largo o repetir algún plato si ese es tu deseo, pero siempre dentro del mismo grupo, es decir, si el objeto de tu intolerancia es un plato frío se sustituye por otro frío, si caliente, por otro caliente. Esto te conduce, caso de existir alguna intolerancia, a optar por el menú corto, para así poder encontrar una alternativa mas lógica que no el repetir un plato. Porque ¿Y si no te apetece repetir un plato? ¿Y si ningún plato me ha gustado tanto como para querer repetir? Pues como se decía en la conocida película: “Houston, Houston, tenemos un problema”.
Pues acompañado de unas copas de cava Casa Mariol, Contratiempo (vino gaditano de el Puerto de Santa Maria, elaborado con uvas moscatel de Alejandría), Viña Matalian (gaditano de Chiclana, elaborado con uva palomino) y Moscatel Oro Los Cuartillos (gaditano de Chiclana, elaborado con uva moscatel), comenzamos con el menú Selección disponible el día de nuestra visita.
- Mantequilla de Plancton y Harissa verde. Sobre unas regañás, bolitas de mantequilla con plancton, con un intenso sabor a mar y bolitas de mantequilla con harissa verde, con ligero picor.
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- Cococha de pescadilla en salsa verde y en la base brioche infusionado en plancton. Un aperitivo espectacular que bien merecería salir de este epígrafe y pasar a engrosar la zona más rimbombante del menú.
- Tortillitas de camarón. Hechas a la plancha en lugar de fritas, con toques de emulsión de perejil y cebolleta thai. Su particular versión: original, buena estética aunque un tanto frágil.
- Salmonetes asados en brasas. Lomo asado a la brasa sobre crema de berenjena. Un tipo de presentación ya conocido aunque realzado con un soberbio salmonete.
- Berlina de calamar. Rellena con guiso de choco y cubierto con la tinta del propio choco. Un clásico de Angel León, del que particularmente no me canso. Comería muchos mas.
- Mollete de pescado. Mollete relleno con cremoso de trufa y cubierto con un sashimi de atún de almadraba.
- Pan, sopa y pescado. Se trata de un crujiente seco relleno de brandada de pescado de roca. Soberbio, explosión de sabor en boca.
- Embutidos marinos. Un ejemplo de la genialidad de la cocina de Angel León. Construir embutidos partiendo de pescados, y encima tiene el aspecto, la textura y el sabor del embutido. En este caso: Salchichón de corvina con pan con tomate; sobrasada de caballa y butifarra de lisa.
- Tartar de ostra alcalina. El tartar se prepara marinado con cilantro, cubierto con espuma de agua de ostra y aove y rematado con polvo de plancton.
- Royal de erizos. (Plato de sustitución del tartar de ostra para un comensal) Erizo de mar, en la base mousse de erizo, holandesa de plancton, caviar y puntos de crème fraîche. Brutal.
- Gazpachuelo marinero. Sopa fría malagueña, realizada con mahonesa y agua de mejillón, acompañada con berberechos, gelatina de agua de mar, y bloques de plancton y agua de tomate helado. Muy refrescante.
- Sopa blanca de mar. Se trata de salsa beurre blanc elaborada con cebolla, chalota y vino fino ligado con mantequilla, y en el fondo del plato vieira laminada, gelatina de plancton y nabo confitado.
- Huevas de calamar. Carpaccio con huevas de choco, cebolla pochada, holandesa de huevo y mantequilla teñida con tinta de choco.
- Pasta guisada con matices yódicos. Puntalete y quinoa frita y salicornia. Una nueva visión del famoso arroz con planctón, aquí el arroz se sustituye por pasta puntalete y quinoa frita. Pues el cambio funciona, no tiene nada que envidiar al plato conocido.
- Canelón de atún de almadraba (galete) guisado. Atún rojo, bechamel clásica, salsa grenoblesa de cítricos y alcaparras, todo ligado con mantequilla. Quizás el plato que menos ha gustado, se apreciaba excesivo sabor graso.
- Melón osmotizado al jerez. Melón infusionado en vino fino y moscatel. Similar al que se ofrece en Glass Mar de Madrid, salvo que el infusionado se realiza con una mezcla de fino y moscatel en lugar de vermut, lo que aporta más dulzura. Buen postre, muy refrescante.
- Burrata de fresas con nata y nueces caramelizadas. Muy buen postre, visual, con sabor, muy agradable.
Cafés con hielo y petits fours ponen el punto final a una experiencia muy completa. La cocina es de altura – aunque eso ya se dé por supuesto -, y el personal de sala denota un nivel de profesionalidad que, por desgracia, no abunda habitualmente. Ambos aspectos consiguen crear una atmósfera de confort que permiten que el cliente se dedique a lo que realmente le ha traído a este lugar: a disfrutar.
c/ Amílcar Barca S/N,
Urbanización Novo Sancti Petri, Chiclana de la Frontera
Tlf: 956 49 12 00
Precio medio, en torno a 140 – 150 €/pax